Fiel a sus palabras: Reinaldo Rueda se hará cargo de orientar el proceso de la Selección chilena en el camino a Qatar con la disciplina como sustento. "El que se equivoca, mala suerte", advirtió el caleño en la conferencia de prensa donde fue presentado como el DT del Bicampeón de América.
En medio de esa cita, se le insistió en los casos del pasado. Sereno, escuchó la historia de la esposa de Claudio Bravo en el día de la eliminación. También la del Ferrari de Arturo Vidal. Pero tanto él como su nuevo jefe, Arturo Salah -el presidente del fútbol chileno- aseguraron que ahora no va a pasar nada. Ni resacas, ni incidentes. Siempre mantuvo la calma y opinó que los éxitos rojos se materializaron por (dentro del camarín) más cosas buenas que malas.
Rueda se toma el desafío muy en serio. Rechazó millones árabes y otros sudamericanos. Le motiva Qatar. Sabe que cuenta con una base de futbolistas preparados para triunfar. Con mucha propiedad, resaltó los triunfos en las Copas Américas, alabó el trabajo de los técnicos argentinos y adelantó trabajo, proyección para los menores que asumirán un rol en el equipo, como indicó, de la “generación dorada que acaba de tener Chile". En pasado. Y si bien aclaró que "la edad no es el caso principal", en la etapa del nuevo 'orientador' no hay espacio para los desencuentros. Ni del primero de los referentes hasta el último de los juveniles. No se asegura, porque el actuar depende de cada ente, pero su experiencia lo avala y la invitación a quemar el descontrol está hecha. El que se equivoca, mala suerte.