ANÁLISIS
Leo Messi ya está aquí. El rosarino resolvió la clasificación de Argentina para los octavos de final del Mundial con un partido para la historia. Esta vez Jorge Sampaoli abandonó los experimentos fallidos de los dos primeros partidos antes Islandia y Croacia y rodeó a su estrella con jugadores proactivos en el juego. No es casualidad que Éver Banega estrenara titularidad siendo el jugador que más intervino en todo el partido y que fuera él quien al fin encontrara a Messi, sirviéndole la asistencia del primer gol ante Nigeria.
Argentina se limitó formar con equilibrio y a darle al del Barcelona un socio en la media que le permitiera desligarse de las tareas de creación que le desgastaron ante Croacia y que no debe asumir cuando forma con la camiseta azulgrana, donde Gerard Piqué, Sergio Busquets, Sergi Roberto y, hasta hace bien poco, Andrés Iniesta descargan al rosarino de la responsabilidad de estar en todas partes "para que pueda intervenir donde es decisivo" tal y como ha repetido el entrenador azulgrana, Ernesto Valverde.
"Banega es un jugador ideal para el Barcelona" explicaba Xavi Hernàndez en El País el pasado mes de enero. Con él Messi se sintió liberado y tras el soberbio control con el que marcó el 0 a 1 se sacó de la chistera otro pase que Gonzalo Higuaín desaprovecharía. Hasta enviaría un balón al poste, con el que mantiene un largo idilio en azulgrana -ha estrellado hasta 18 solo en la temporada 2017-2018-, en el primer tiempo. En el segundo tuvo que sobreponerse al empate de Nigeria, obra de Victor Moses, desde el punto de penalti.
Pero esta vez la 'albiceleste' había entendido el guión. Ya en el minuto 65 había realizado más pases que en ninguno de los dos anteriores partidos y Messi, cuando recibía, era para encarar el marco rival, no tanto para tocar en la media. Tan fácil y tan sencillo como eso. Porque la jugada del 1 a 2 que clasificó a Argentina fue pura determinación, la que faltó en el arranque, con Gabriel Mercado centrando desde la derecha y Marcos Rojo rematando a bocajarro para certificar que la 'albiceleste' del renacido Messi sigue aspirando al Mundial en la medida que se mantenga en la senda exhibida frente a Nigeria. Ese es el camino para ver al mejor Messi.