Una representa a la Madre Tierra. El otro es el dios de los mares. Una recibe impertérrita, sentada en su carro, a la calle Alcalá, y el otro, de pie, desafiante con su tridente, a la Carrera de San Jerónimo.
Apenas les separan 600 metros en el centro de la ciudad de Madrid. Sin embargo, la fuente de Cibeles y la de Neptuno simbolizan conceptos totalmente distintos. Ella es merengue, vikinga, blanca, madridista. Él es colchonero, indio, rojiblanco, atlético.
El fútbol los ha adoptado para sí, y no queda nadie ya que no reconozca a Cibeles y a Neptuno como parte misma del Real Madrid y del Atlético, respectivamente. Parte de su propia historia, incluso. Sin embargo, hubo un tiempo en el que no fue así.