Cuando Mason Greenwood dejó el Manchester United el verano pasado, más de 18 meses después de ser arrestado y acusado de intento de violación, comportamiento controlador y coercitivo y agresión ocasionando lesiones corporales reales, su faceta como deportista fue en gran medida excluida de la discusión en los medios de comunicación.
Aunque todas las acusaciones en su contra habían sido retiradas seis meses antes y el United concluyó en su investigación interna que el delantero "no cometió los delitos por los cuales fue originalmente acusado", las impactantes imágenes y grabaciones que habían sido vistas y escuchadas por gran parte del público pesaron demasiado: no había lugar para él en los Diablos Rojos.
Las cualidades de Greenwood como delantero, su capacidad de marcar desde ángulos imposibles, su habilidad para usar ambos pies y el hecho de que fuera el goleador más joven del United en el fútbol europeo y su potencial valor de más de £100 millones (117 millones de euros) fueron dejados de lado a la hora de decidir sobre su estadía en Old Trafford.
Pero en España, donde Greenwood ha reavivado su carrera desde que llegó a préstamo al Getafe, ocurre lo contrario. Después de un enfoque inicial en sus errores pasados, toda mención de los delitos anteriores del delantero ha prácticamente desaparecido. En cambio, lo que profileró fueron las expresiones de asombro por su talento y una sensación de incredulidad de que el Getafe haya podido conseguir casi en silencio un jugador de tanta categoría.