No hay demasiadas vinculaciones de la mitología griega con el fútbol, pero son varios clubes del mundo los que se apoyaron en sus doctrinas para sellar sus destinos. La Atalanta es uno de los que más une ambos mundos, pues el club bergamasco fue fundado en 1907 y tomó el nombre de la atleta y cazadora de la mitología helena, para que la acompañara eternamente.
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Atalanta fue una hija no deseada debido a su condición de mujer, por lo que su padre, que deseaba un varón, la abandonó en el monte. Artemisa, la diosa de la caza, envió una osa para que cuidara de ella y Atalanta decidió honrar a su diosa y salvaguardó su virginidad, rechazando a todos los pretendientes que surgían en su vida. Creció, acabó siendo una cazadora y atleta notable y, su padre intentó recuperarla ofreciéndole diferentes esposos. En un acto de desprecio hacia él, Atalanta prometió que se casaría con el primer hombre que lograra vencerla en una carrera.
Incontables intentos acabaron con la vida de numerosos pretendientes, que eran derrotados y asesinados por la lanza de Atalanta, hasta que Hipómenes, nieto de Poseidón, encontró una debilidad. Por consejo de Afrodita, la diosa de la belleza, arrojó unas manzanas de oro en plena carrera y, ante su atracción, Atalanta no pudo reprimirse y se paró a recogerlas. Acabó perdiendo y se casó con Hipómenes.
Desde ese momento, Atalanta pasó a convertirse en una heroína para muchas mujeres, que la consideran la precursora número uno del feminismo, pues retó a su sociedad.
Aquella imagen acompaña desde 1907 al club lombardo, aunque en diferentes versiones, apareciendo primero como acompañamiento y, actualmente, siendo protagonista absoluta del escudo. El rostro ganó presencia y, aunque muchos estudios históricos aseguran que, por tanto, Atalanta era una mujer normal y no una Diosa, la institución neroazzurra jamás cambió su famoso apodo de “La Dea” (La Diosa, en italiano) que forma parte de su cultura global.