Los primeros goles de Julián Álvarez con el Manchester City podrían ser una metáfora de su carrera en el club. El argentino hizo su tercera aparición desde el banquillo en casa contra el Nottingham Forest con un City ya dominando, y completó la paliza con dos remates implacables, convirtiendo una victoria de 4-0 en una paliza de 6-0.
Fue una exhibición altamente eficiente y un momento para saborear para el jugador argentino, que recientemente había cruzado el Atlántico para jugar en Europa por primera vez. Sin embargo, esa noche alguien más acaparó los titulares.
Erling Haaland había marcado un hat-trick en 38 minutos, logrando su segundo triplete en cuatro partidos. A partir de entonces quedó claro que, independientemente de lo que Álvarez hiciera con la camiseta del City, siempre estaría a la sombra de Haaland.
Por lo tanto, era bastante inevitable que en algún momento el delantero, que es un titular fijo para Argentina, ganador de la Copa del Mundo y dos veces de la Copa América, quisiera tomar el centro de la escena en algún momento. Ahora ha obtenido el papel principal que anhelaba al firmar con el Atlético de Madrid, donde será el heredero de Antoine Griezmann.
Álvarez ha estado buscando salir del City durante algún tiempo, enfrentándose a un problema familiar con el que los sudamericanos suelen lidiar al mudarse a Manchester. Él y su familia disfrutarán mucho más vivir en España, evidentemente.
Mientras tanto, el City recibirá una suma enorme de dinero y podrá celebrar su venta más cara de todos los tiempos después de lo que es otra impresionante operación del director deportivo, Txiki Begiristain. El club ahora puede esperar gastar el dinero en rearmar un equipo dispuesto a ganarlo todo.