Hace menos de cuatro meses, a Pep Guardiola se le preguntó qué valoraba más en sus jugadores del Manchester City. En ese momento, el City había ganado nueve de sus primeros 12 partidos de la temporada en todas las competiciones mientras permanecía invicto. Parecían muy capaces de ganar un quinto título consecutivo de la Premier League y habían conseguido resultados contra Wolves y Arsenal con goles tardíos. La respuesta del entrenador merece ser revisada después de que el City tomara una ventaja de 2-1 contra el Real Madrid con 10 minutos restantes en el Etihad Stadium y lo convirtiera en una derrota por 2-3.
"Tienen una mentalidad increíble", dijo Guardiola en ese momento. "La mayoría de ellos son muy fuertes, muy competitivos. Hay una tendencia a relajarse, siempre tengo esta preocupación cuando volvemos a ganar. ¿Qué va a pasar? Una caída después de ganar. Pero no lo veo. No lo veo ganando o perdiendo, actuando bien o mal. No veo este factor de caída. Todos se empujan unos a otros. Me empujan a mí y a mi personal con ideas, con cosas nuevas. Si no me gusta, lo aceptan bien porque es para el equipo. Olvidan inmediatamente, ganen o pierdan. Pasan a lo siguiente, ¿qué es lo próximo? Son verdaderos competidores."
Qué lejos se siente esa declaración ahora mismo. Porque si hay algo que resume al Manchester City en este momento, es su fragilidad mental.