La imagen definitoria de los Playoffs 2024 de Inter Miami no será Lionel Messi levantando la MLS Cup. No será una sonrisa de Tata Martino, ni abrazos entre jugadores jubilosos celebrando en South Beach.
En cambio, es la imagen de un Luis Suárez enfadado, empujando al portero de Atlanta United, Brad Guzan, al fondo de la red después del gol de Messi en la derrota del juego 3 de los Herons, la mayor sorpresa en la historia de la MLS. Fue, en su momento, una escena algo divertida - aunque vino con algo de vitriolo predecible en las redes sociales.
Pero fue emblemático de cómo la influencia de Suárez para este equipo disminuyó a lo largo de la temporada 2024.
El uruguayo fue prolífico durante la temporada regular, marcando 20 goles y conectándose con Messi de tantas formas predictiblemente maravillosas. Esas conexiones instintivas que habían desgarrado La Liga y la Liga de Campeones seguían vivas. Claro, las piernas eran más viejas. Pero el cerebro funcionaba igual de rápido, las sinapsis aún chispeaban. A veces, era hechizante.
Sin embargo, cuando todo se volvió real, cuando los juegos empezaron a importar, las debilidades de Suárez quedaron expuestas. Puede que siga siendo un excelente goleador, instintivo en el área y astuto en su movimiento. Pero los playoffs de la MLS, en dos cortas semanas, dejaron al descubierto los problemas que siempre se temieron: Suárez está envejeciendo, y en esta liga atlética, sus debilidades pueden ser explotadas.