Los aficionados del Real Madrid odiaban a Vinicius Junior. El brasileño, ahora favorito al Balón de Oro y completamente establecido como un jugador de élite mundial, era una máquina de desperdiciar ocasiones de gol. En los demás aspectos del juego, hacía de manera correcta todo lo que se espera de un extremo moderno: desequilibrio a los marcadores, carreras peligrosas y trabajo defensivo. En cuanto al esfuerzo, poco más podía hacer por el equipo blanco.
Sin embargo, cuando llegaba el momento crucial, cuando había que meter el balón en la portería, Vini era exasperantemente inconsistente. Por aquel entonces, en la temporada 2018-19, el carioca de 19 años parecía consolidarse como un error de los costosos, una apuesta onerosa por una perla sudamericana que no había pagado sus dividendos.
Ahora, cinco años después, y otros 800 millones de euros más tarde, cada oportunidad desperdiciada por el brasileño parece haber valido la pena. En estos días, Vinicius es letal y la pieza central de algo que se asemeja a una máquina imparable. Lo que parecía ser un mal negocio ha demostrado ser el primero de una nueva ola de fichajes, la inversión inicial para convertir a un equipo envejecido en la plantilla más talentosa de Europa.
El Madrid ha gastado mucho en los últimos años, es cierto. Pero también lo ha hecho bien. Y ahora está preparado para el éxito a corto y largo plazo.