Di los nombres de Real Madrid y Mohamed Salah a cualquier aficionado del fútbol y una imagen viene rápidamente a la mente: la del delantero del Liverpool siendo arrastrado al suelo por Sergio Ramos en la final de la Liga de Campeones de 2018 y retorciéndose de dolor por un hombro dislocado. Las ramificaciones a corto y largo plazo fueron enormes. El marcador era 0-0 cuando Ramos hizo lo que Jurgen Klopp describió como “un movimiento de lucha libre” sobre Salah y lo obligó a salir en el minuto 31, allanando el camino para que el Madrid ganara la final 3-1.
Salah quedó con cicatrices físicas y emocionales. Esto arruinó sus preparativos para el Mundial con Egipto ya que se perdió el primer partido contra Uruguay; más tarde confesó que lloró en el autobús y en el baño antes de ese juego. Aunque anotó en los otros dos partidos contra Arabia Saudita y Rusia, estuvo lejos de su mejor nivel ya que su equipo salió del torneo en la primera ronda, después de haber perdido los tres partidos de la fase de grupos. Salah luego lo llamó "lo peor que le puede pasar a un jugador", y cuando el Madrid y el Liverpool se enfrentaron en la final de la Liga de Campeones de 2022, el egipcio escribió en Twitter: "Tenemos cuentas pendientes".
Salah no ha podido ajustar esas cuentas. El Liverpool perdió también esa final, y ha sido derrotado por el Madrid en cinco de los seis partidos jugados desde que el egipcio ha estado con los Reds, con un marcador global de cuatro a trece.
El partido del miércoles en Anfield, sin embargo, es la ocasión perfecta para que los Reds y el enrachado Salah finalmente se tomen la revancha y derroten a los aristócratas del fútbol europeo. El Liverpool está en la cima de la tabla de la Premier League y lideraba la clasificación de la Liga de Campeones después de cuatro rondas también, habiendo ganado 16 de 18 partidos en un comienzo de temporada récord bajo el nuevo técnico Arne Slot.
Cualquiera que sea el resultado el miércoles, no borrará el recuerdo de lo que sucedió en Kyiv. La final tuvo un efecto duradero en Salah, y por toda la miseria que le causó, lo ha convertido en el hombre que es hoy: el mejor jugador de la Premier League una vez más, en la mejor forma de su vida y con los aficionados del Liverpool instando al club a hacer lo que sea necesario para atarlo a un nuevo contrato y mantenerlo.