En 2023, Brasil pensó que había contratado a Carlo Ancelotti. Les dijeron a todos, con cierta confianza, que él sería su próximo entrenador. El presidente de la FA, Ednaldo Rodrigues, incluso afirmó que el técnico del Fluminense, Fernando Diniz, ayudaría en la transición a la era Ancelotti. "Su plan de juego (Diniz) es casi similar al del entrenador que asumirá el cargo en la Copa América, Ancelotti", dijo Rodrigues. "No lo llamamos entrenador interino de la selección nacional. Vendrá y hará la transición en Brasil hasta que llegue Ancelotti".
Para un equipo que había experimentado tumultos en el banquillo y malas actuaciones en el campo, los buenos tiempos parecían haber regresado. Nueve meses después, nada ha cambiado. Ancelotti ha firmado un nuevo contrato para quedarse en el Real Madrid, mientras que la Seleçao tiene ahora su tercer entrenador interino desde que Tite dejó su cargo en diciembre de 2022.
Y se pueden encontrar pocos signos de mejora. Algunos de sus nombres más importantes están lesionados, mientras que los incondicionales han tenido dificultades para encontrar su mejor forma con la camiseta nacional. Esto es más que una mala racha para la selección nacional más exitosa del fútbol.
Los cinco veces ganadores de la Copa del Mundo, alguna vez intocables en el escenario mundial, de repente parecen frágiles: carecen de continuidad dentro y fuera del campo. Con otra cara nueva en la línea de banda, esto parece ser un momento crucial.
A continuación vienen dos amistosos contra potencias europeas como Inglaterra y España, y sólo tienen que darse pasos hacia adelante.