El Sevilla vuelve a estar en problemas. Tras sumar sólo un punto de los últimos seis ante el Rayo y el Osasuna, el equipo de Nervión vuelve a merodear peligrosamente los puestos de descenso cuando ya parecía que respiraba. El duelo ante los navarros iba a marcar si el conjunto de Sampaoli debía mirar hacia arriba o hacia abajo y definitivamente va a sudar sangre para salvarse.
El técnico argentino marró en su planteamiento inicial. La defensa de tres centrales no funciona y mucho menos sin especialistas en la zaga, ya que la ausencia de Loic Badé por lesión ha devuelto las dudas a la retaguardia sevillista.
Vuelve a no dominar su área con demasiados jugadores fuera de sitio
El juego por bandas de Osasuna martilleó al Sevilla y sus delanteros encontraron poca oposición para rematar cada vez que se acercaban. Sin centrales específicos, el equipo sevillista no domina su área y que Fernando no esté en el centro del campo, le compromete tanto en la salida de balón como en la capacidad de robar antes y que el rival no se presente con facilidad en la frontal de su área. Ante la previsible larga sanción del 20, Gueye va a tener que dar un paso adelante jugando como pivote y va a necesitar que Rekik y Badé reaparezcan cuanto antes.
Además, conviene replantear el uso de tres centrales al menos hasta que Marcao termine de recuperarse y aparezcan más efectivos y es por eso que chirría aún más que se haya permitido salir a Carmona y Kike Salas si el plan era jugar con tres atrás aunque sus salidas pudieran ser necesarias para inscribir a los refuerzos invernales.
Próximo partido
Asimismo, el experimento de Bryan Gil como carrilero no termina de funcionar ni en fase ofensiva ni defensiva y genera una frustración en un futbolista que está demasiado lejos del área en muchos tramos del partido. Lo más kafkiano fue el doble cambio final, ya que Telles como central facilitó el 2-3 de Osasuna y con la entada de Montiel prescindió de su mejor activo ofensivo en la recta final como era Jesús Navas.
Falta de calma, piernas y jugadores desconectados
Ese doble cambio evidenció una excesiva ansiedad del entrenador en busca de la victoria. Su intervención no fue ganadora y propició todo lo contrario y el Sevilla se disolvió como un azucarillo. Primero porque el punto visto lo visto en el partido no era malo y segundo porque prescindió del empuje de Fernando sacando el balón y por el ya comentado efecto de perder a Navas en ataque y colocar a Telles como central.
Además, hay algunos jugadores que empiezan a dar síntomas de agotamiento si enlazan dos titularidades en la semana como fue el caso del Rakitc más gris de 2023. En ese sentido, la baja de Jordán se hizo notar para refrescar la medular y también que las rotaciones no terminan de funcionar. En Vallecas, Rafa Mir perdió la oportunidad de volver a aparecer en los onces y ante Osasuna le pasó lo mismo a Erik Lamela, que pronto dejó su sitio a un Suso que lideró los mejores minutos del Sevilla.
A pesar de todos los problemas comentados, la derrota ante Osasuna no debe ser una enmienda a la totalidad al trabajo de Sampaoli. El encuentro también estuvo marcado por errores individuales que se escapan a su control, al igual que las deficiencias que sigue teniendo plantilla y el Sevilla, en un contexto muy complicado, fue capaz de levantarse siempre y encontrar con facilidad la portería contraria con un En Nesyri casi en estado de gracia.
A la pegada del marroquí, a la reformulación del esquema entre el centro del campo y la defensa para recuperar cierta seguridad atrás y a la recuperación de los jugadores que están en la enfermería debe agarrarse el Sevilla para volver a remar en busca de una permanencia que se antoja que será una de las más caras del Siglo XXI.