El cuento de Edgar Davids forma parte del folklore catalán. En 2004, el Barcelona languidecía en la liga. Se encontraban en el séptimo lugar, a 15 puntos del Real Madrid y prácticamente fuera de la carrera por el título. Entra el centrocampista holandés. Davids tenía 30 años en ese momento. El Barcelona se abalanzó y consiguió su firma en un acuerdo de préstamo por seis meses, uno de los primeros actos del primer mandato de Joan Laporta como presidente del Barça.
Davids impulsó un proyecto estancado, ya que el Barça ganó nueve de sus siguientes 10 partidos. Y aunque no lograron alcanzar al Valencia, a la postre campeón Valencia, su llegada se considera el inicio de una nueva era de los blaugrana, una que comenzó con la brillantez de Ronaldinho y terminó con la partida de Lionel Messi.
Diecinueve años después, Laporta ha pedido un fichaje similar este enero. Anunció públicamente que su equipo está buscando algo más para la sala de máquinas. "Sería una cesión hasta final de temporada, como hicimos hace años con Edgar Davids, por ejemplo", dijo a finales de diciembre.
Al Barça ciertamente le vendría bien un poco de empuje extra en su objetivo de luchar por volver a la carrera por el título, pero los problemas en el club son más profundos, ya que el equipo roto y fallido de Xavi no puede solucionarse solo con una inyección de calidad a buen precio.