Un agudo descenso en el rendimiento ha sumido al Al-Nassr en una crisis total. Un par de semanas de actuaciones desastrosas en el comienzo de marzo han hecho que sus débiles esperanzas de pelear por el título de la Saudi PRO League se desvanecieran y que sus sueños de reinar en la AFC Champions League se terminaran de manera triste en los cuartos de final.
Como era de esperar, la superestrella del equipo, Cristiano Ronaldo, ha sido el protagonista, pero esta vez no como héroe, sino como villano. El portugués ha contribuido en buena parte a la caída de su equipo, cortesía de gestos obscenos y fallos desconcertantes e inusuales para un jugador de su pedigrí.
Las posibilidades de éxito de Al-Nassr esta temporada ahora penden de un hilo y el entrenador Luis Castro de pronto ve su puesto en peligro con potencialmente sólo un partido más para salvarse. Hay una gran presión sobre CR7 para que saque al equipo de un lío que, de muchas maneras, él mismo contribuyó a crear.