Ellas también dedican la mayor parte de la semana a entrenar, se concentran con el equipo, viajan y juegan cada semana; sin embargo, la recompensa por su trabajo puede llegar a ser insultante. En México, como en la mayoría de las ligas femeniles en el mundo, hay situaciones en las que no alcanza para nada , tanto para no llegar a los entrenamientos, mantener una rutina de atleta profesional en todos los aspectos o vivir de una forma digna .
En su momento, Alicia Cervantes, exfutbolista del Atlas y ahora delantera de Chivas denunció un sueldo de 1,500 pesos al mes, insuficiente para transportarse. Este llegó a ser el mínimo establecido por la FMF, que distribuía los recursos que genera la Selección Femenil para que los clubes paguen, depende de cada uno sumar dinero.
"El club fijará los horarios de entrenamiento, prácticas y horas en las que la jugadora deberá estar a disposición del club para su participación en partidos que deba cumplir la jugadora (...) Los horarios o días fijos de trabajo dada la naturaleza de este convenio serán variables", establecía la reglamentación en México.
Daniela Pulido, exfutbolista del Chivas que decidió dar un paso al costado del futbol ante las pobres condiciones en su club, denunció que no se le había subido el sueldo desde el título conseguido en el primer torneo de la Liga Femenil donde en su momento percibía 4,000 pesos, una situación que se mantuvo hasta que concluyó el Guardianes 2020.
Sin embargo, la situación parece poco a poco cambiar. Aunque existen clubes que pagan 3,500 pesos como mínimo, hay instituciones que pagan a sus jugadoras cantidades aproximadas a los 120 mil pesos al mes, dentro de entidades como Tigres, Rayadas de Monterrey y América.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) considera que para alcanzar la línea mínima de bienestar en este país el salario debería ser de 2,850 pesos al mes . ¿Pero cómo mantener una dieta de atleta profesional con menos de cien pesos, teniendo en cuenta los gastos de transporte y vivienda? Lo anterior sin considerar que muchas de ellas son sustento de su familia.
La Liga, con casi seis años de su lanzamiento ha podido mejorar a través de los clubes las condiciones de las jugadoras, aunque esto se debe a patrocinadores propios de los equipos femeniles como marcas alimenticias, productos para el cuidado de la mujer, además de marcas nacionales como instituciones bancarias, de Casinos o productos para el hogar.
Hay quienes se han dedicado a aprovechar la aprobación de los aficionados para también generar recursos por los pagos de televisoras, con contratos negociados anualmente en beneficio del futbol femenil. La brecha aún es larga, sin embargo en México se está en camino a construir de la Liga Femenil a una de las mejores del continente americano, aún siendo superadas por la National Womens Soccer League (NWSL por sus siglas) de Estados Unidos.