Las estadísticas hablan por sí solas. Robert Lewandowski pasó los primeros cuatro partidos de la campaña del Barcelona en una isla. No tuvo oportunidades y se movió en lugares donde no está acostumbrado. Lewandowski no recibió el balón lo suficiente, por lo que Lewandowski no pudo hacer las cosas de Lewandowski.
Pero el domingo pasado eso cambió. Lewandowski, que participó en tres de los cinco goles del Barça contra el Real Betis, tuvo un compañero en el último tercio, una presencia creativa que le ofreció todo lo que necesitaba. Ese jugador, que alguna vez fue el segundo adolescente más caro del mundo y que después fracasó en el Chelsea, era Joao Félix. El luso quería mudarse al Barcelona desde hace tiempo, después de haber admitido en julio que el Barça sería el "sueño" de su carrera.
Sin embargo, estaba por verse cómo iba a funcionar su fichaje por el club catalán. El Barcelona fue un equipo bastante rígido el año pasado y no parecía tener espacio para un talento ofensivo como el de Joao, un jugador que históricamente ha tenido poco interés en los conceptos defensivos y en los trabajos sin balón.
El domingo, sin embargo, Félix dirigió la orquesta cuando los blaugrana derrotaron al Betis, anotando un gol y liderando un ataque desenfrenado. También volvió a hacerlo el martes, anotando dos veces y asistiendo a Lewandowski una vez más, moviendo los hilos en una actuación ilusionante contra el Amberes por la Champions League.
Puede que estos sean los primeros días y que los rivales no sean los mejores que tendrá el Barcelona en la temporada, pero la llegada del portugués al club azulgrana podría traer consigo un golpe de magia para ambas partes.