Andrés Iniesta ha decidido poner punto y final a su carrera como futbolista a los 40 años y, a pesar de que lo ha ganado todo, en el fondo quedará para siempre un sentimiento de injusticia porque el manchego se retira sin haber recibido nunca el Balón de Oro a pesar de haber sido uno de los más grandes exponentes de su generación.
Campeón del mundo con la Selección española y figura central de un FC Barcelona que marcó época, principalmente de la mano de Pep Guardiola y Luis Enrique, Don Andrés debió conformarse en dos ocasiones con un lugar entre los tres finalistas al premio. Demasiado poco para un jugador de su valía.
Como tantos otros, el español vio disminuidas sus oportunidades de ser premiado por la disputa mano a mano entre Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, que monopolizaron las distinciones individuales durante más de una década. Y aunque su aparición fue previa a las de CR7 y Leo, lo cierto es que en los tiempos donde el reparto era más dividido (y ganaron jugadores como Shevchenko, Ronaldinho o Kaká), Iniesta todavía no había alcanzado su máximo potencial.