Cuando Carlos Tevez llegó a Independiente a fines de agosto, el riesgo de que el Rojo descendiera por segunda vez en una década era concreto: con 13 partidos por disputar en la temporada, el conjunto de Avellaneda estaba en el fondo de la tabla Anual y no daba muestras de reacción en la cancha.
Pero el Apache rápidamente enderezó el rumbo, logró asegurar la permanencia con cierta holgura -dos fechas antes del final de la temporada- y, aunque se quedó a las puertas de clasificar a cuartos de final, dejó sensaciones más que positivas entre los hinchas, que hasta le dedicaron banderas con pedidos de disculpas por las dudas que muchos habían tenido cuando se confirmó su llegada.
Por eso, apenas finalizó el año futbolístico la dirigencia no sólo dejó en claro que no pensaba ejecutar en diciembre la cláusula de salida unilateral que figura en el contrato que firmó el DT, sino que directamente le ofreció renovar el vínculo (que se vencía el 30 de junio del año próximo) hasta fines de 2026. Y así sucedió.