Vuelve la guerra intestina por el poder. Un clásico en Eduardo Dato. Según publican varios medios de comunicación, José María Del Nido, ex presidente del club, ha vuelto a la carga y amenaza con recuperar el poder del Sevilla FC. Por eso quiere romper el pacto por la estabilidad del que él mismo suscribió, para volver a sentarse en el sillón que cree que le pertenece, a costa de borrar con el codo lo que en su día firmó con el brazo. Él sabrá qué motivaciones existen para volver a tensionar un sentimiento que dice servir y del que se está sirviendo.
La primera pregunta es sencilla: ¿Tan mal esta la economía del club como para que Del Nido vuelva? No lo parece. Sin Del Nido, el Sevilla FC tiene más abonados que nunca, está saneado y es el único club de elite de este país que reparte dividendos entre sus accionistas. La segunda pregunta es obligada: ¿Tan mal está el club en lo deportivo? Pues tampoco lo parece. Sin Del Nido, el Sevilla FC ha ganado tres veces la EL, ha llegado a dos finales de Copa, se ha clasificado hasta cuatro veces para jugar la Champions y ha alcanzado los cuartos de final de esa competición. Es posible que haya sevillistas que no sean fans declarados de Pepe Castro, alguno habrá que no trague a Monchi y quizá todavía queden algunos aficionados que sigan dudando de Lopetegui, pero ni el más acérrimo de sus críticos podría negar que el proyecto actual del Sevilla FC roza el sobresaliente y busca matrícula de honor.
Del Nido, por supuesto, está en todo su derecho de que querer volver a ser presidente del Sevilla FC. Fue un excelente presidente y eso jamás se lo podría discutir ningún sevillista de bien. Hizo un gran trabajo por ese club y negarlo sería de necios. Otra cuestión es preguntarse si segundas partes serán buenas, si no debió haber abandonado el club cuando corría el riesgo de ser condenado y no cuando lo fue, o por ejemplo, si su hipotético regreso favorecería más los intereses del propio Del Nido que los del club.
Resulta complicado entender cómo puede ser buena idea dinamitar, incluso contra la voluntad de su hijo, el pacto que apoyó hace meses. Resulta difícil de digerir que el tipo que dijo antes del derbi, que ni el Sevilla le necesita, ni él necesita ser presidente del Sevilla, sea el mismo que ahora amenaza con volver a ser presidente. O mentía antes o miente ahora. Resulta complicado querer anteponer disputas accionariales a un único interés colectivo, el de la afición, que sólo reclama unidad. Del Nido se ha empeñado en parecer el ex presidente que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. ¿Por qué? Sencillo. Ya no se pregunta qué puede hacer por el Sevilla FC, sino qué puede hacer el Sevilla FC por él.
Rubén Uría