Emi Martínez, un Gunner que salió de la zona de confort para entrar al olimpo

El marplatense Emiliano Martínez (1992) se llevó el guante de oro del Mundial Qatar 2022 después de atajarle un mano a mano de minuto 123 a Randal Kolo Muani que habría dejado a Argentina sin el trofeo mayor, y del penal que le contuvo a Kingsley Coman que encaminó a la Albiceleste al absoluto júbilo: fin a los 36 años de sequía, adiós a los 20 sin figuración verdadera del fútbol de selecciones sudamericanas en el concierto internacional de la mayor élite. Pero el camino para el Dibu no fue nada de fácil: cuando entendió que dejar la zona de confort que ofrece Arsenal era 'su' oportunidad de trascender, la tomó y se aferró al máximo.

"No pudo haber un Mundial que soñara tanto como este"

No es casualidad alguna que un hombre de procesos como Arsene Wenger, francés, le diera su beneplácito al ex pupilo que encontró hace 12 años, siendo un nene de 18, mismo al que le dio la confianza y las armas para convertirse en un futbolista profesional, que hacía sus primeras armas como titular para la Sub 17 que se despidió temprano del Mundial de Nigeria y banca de Andrada en el Sub 20 de Colombia 2011 cuando se cortó la ilusión en los cuartos de final. En el norte de Londres, nada iba a ser fácil: firmó en 2011 y recién en 2019 encadenó algunos partidos como titular, tras ser el tercero y comer banca por casi una década en la que se pasó de préstamo en préstamo, citándolo otra vez al técnico de más tiempo en la historia gunner "decidido, con el deseo de aprender, y con una gran pasión por el juego".

'Emi', como siempre se le llamó en el vasto mundo del Arsenal, no pudo sortear con éxito un loan en el Oxfort United. En el Sheffield Wednesday sufrió para jugar un tercio de los encuentros de Championship. Rotherham United le ofreció continuidad y relevancia en el final de su campaña 2014-2015. Wolverhampton le dio la primera mitad de la campaña y lo sacó del equipo para la segunda. Martínez tuvo que jugar partidos incluso por la Sub 23 para terminar de acomodarse, para explicitar sus ganas de jugar sin importar el escenario. Después de ser suplente para el Getafe y titular con el Reading, más las salidas de Szczesny, Fabianski y cuánto meta lo tapó, Mikel Arteta lo situó por debajo de Bernd Leno en la consideración, y se ganó el derecho de ganar FA Cup y Community Shield como el protagonista y héroe. Él siempre supo que su club no le iba a cortar las alas para volar, pero que tampoco lo iban a soltar como si nada: a fin de cuentas, era un orgullo y un fiel representante de los valores cañoneros. Tanto que lo defendió a su profe Gerry Peyton de los polacos que lo juzgaron.

Con Arsenal, se mantuvo un total de 10 años, pero cuando después de tres FA y tres Communities en su palmarés Arteta lo quiso en serio para pelearle a Leno el lugar (uno que perdió el alemán rápido con Aaron Ramsdale), el histriónico andino aceptó la millonaria oferta del Aston Villa que lo convirtió en el portero más caro del fútbol inglés. Y en los Villanos ha combinado malas con buenas, pero desde 2019 que Scaloni lo tuvo entre sus planes: de suplente de Armani, de suplente de todos, al olimpo del deporte que se configuró con una Copa América en la que destacó por sobre el resto, con sus gestos, penales atajados, cualidades de líder. Después vino la Finalíssima, que de pronto llena el vacío de la Confederaciones. Pudo más que los italianos. Y más que los holandeses en una serie brillante. Más que los franceses, que llegaron a Lusail aún defendiendo el trofeo. Martínez la luchó toda, pero su clave es que nunca se cansó de hacerlo. Ni en esa del minuto 123 contra Kolo Muani con sus zagueros superados. Y está en lo más alto, con Leo, Diego, un país entero, una Sudamérica que le dobló la mano a un deporte que en Europa concentra sus 'kilos' pero del otro lado del charco la pasión infinita.

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