Fue la Copa América de los equipos por sobre las individualidades. O, al menos, en lo que a goles se refiere. Recién en el último partido lograron sobresalir dos futbolistas alcanzando apenas los tres goles para finalizar como los máximos anotadores del certamen. Sin embargo, para uno solo fue el premio.
Llamó la atenció que, durante la ceremonia de premiación, Everton fuera el convocado a recibir la distinción y no Paolo Guerrero, que también había convertido tres tantos. Pero, en casos de igualdad, el reglamento determina que se defina por cantidad de asistencias, pero también existía paridad, ya que culminaron el certamen con una cada uno.
Entonces apareció el ítem que le dio la derecha al de Gremio: minutos jugados. El futbolista del campeón disputó 343, mientras el peruano estuvo en 505. Entonces, el promedio de gol por minuto jugado de Everton fue mayor al del goleador incaico, que de todas formas se guarda para su palmarés individual que es el mayor goleador en actividad de la centenaria competencia.